miércoles, 8 de octubre de 2008

El secreto de la maestra...

Hace un año o un poco más de tiempo yo tenía dos amigos y con ellos deseábamos saber el secreto de la maestra.
Allí comienza la verdadera historia.
Nosotros hacíamos todo lo posible para saberlo; le pdíamos y hasta le rogábamos que nos contara.
Hasta que un día ella nos pidió que cuidáramos a su sobrino y si lo hacíamos bien nos diría su gran secreto, tan, tan esperado.
¿A qué no se lo imaginan? El niño se escapó y se lastimó y por ello no pudimos descubrir su gran secreto.
Otro día nos dio bombones de chocolate para vender y si lo hacíamos bien nos diría su secreto. Pero uno de mis amigos, al que le llamamos "El Gordito", se los comió. ¡Uf! ¡Qué rabia tenímos!
En otra oportunidad nos preguntó si le podíamos cuidar la casa porque ella tenía que salir y si lo hacíamos bien nos diría un secreto.
En este caso mi otro amigo, al cual le llamábamos "El Científico", estaba jugando con el gato y con el papel higiénico cerca de la estufa encendida, quemó una punta y como el papel higiénico estaba desparramado toda ella se quemó.
¡A él le tuvimos mucha más rabia ! Cuando... a "El Científico" se le ocurrió una magnífica idea: hacer una mini máquina que le entrara al cerebro y que le absorbiera todos sus pensamientos.
¡Genial!, ¡genial!, gritaba uno, ¡bravo!, ¡bravo! Gritaba otro.
Al otro día fuimos a la casa de la maestra y disimuladamente le metimos la mini máquina por la boca en una galletita que le convidamos.
Pero, ¡qué desilusión! Cuano la máquina fue expulsada en un estornudo no tenía nada, nada de información.
Luego de un buen tiempo descubimos que el secreto de la maestra era que estaba enamorda del director.
Años después el director y la maestra se casaron y tuvieron hijos.

EL HADA DE LOS CUENTOS
Yanina Castro - 4° año

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